La araña.

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La Araña.

Las noches de verano me hacen sentir triste, solitaria. Caigo en un pozo sin fondo y el negro tiene ese tono que hiere los ojos y el alma. La araña se aferra a mi corazón una vez más, por haber caído en su red pegajosa, y quiere arrastrarme con ella hasta el averno.

Empapo mis uñas con la sangre de mi pecho cuando intento arrancarla, sin éxito.

Con el tiempo la araña desaparece lentamente, se va desintegrando como si nunca hubiera existido. Pero sé que cuando menos lo espere, volverá a aferrarse a mí, como una garrapata; y por eso, envuelta perennemente en su tela invisible, lloro pesadas lágrimas de sangre. 

(Por Bloody Kisses.)